Muy poco abordo la realidad actual de mi país, considero que muchos lo hacen simplemente para destruir sin proponer, otros para relatar una fantasía, a veces irónica; mientras que las propuestas constructivas para el desarrollo social o cultural que realmente dejan a un lado lo político, son en algunos casos descalificadas porque simplemente no concuerdan con una u otra manera de pensar; espero que en este caso sea distinto, soy fiel creyente en que la comunicación -¡Una buena comunicación!- puede hacer posible un mundo mejor; ese es el espíritu de esta reflexión en un país donde los valores y principios sociales van en detrimento (¡Lamentablemente!).
Las organizaciones tienen la oportunidad de cambiar una sociedad (entiéndase vecindario, barrio, pueblo, ciudad o nación); y más que hablar de lo económico y social, hablo de lo humano. Las Empresas e instituciones tienen la posibilidad de hacernos mejores personas, mejores ciudadanos, dispuestos a promover -con acción, más que con palabras- una mejor convivencia y calidad de vida.
Para esto no hay fórmula ni guiones mágicos -estamos claros-, son necesarias energías, iniciativas e ideas combinadas con una gestión integral y estratégica de la Comunicación Interna. En Venezuela (y no puedo hablar con números ni indicadores porque eso también escasea en estos tiempos acá) muchas organizaciones -tanto en lo público como privado- desestiman esta disciplina, cuya función es propiciar el intra-entendimiento, fortalecer la cultura corporativa, así como lograr entidades más inteligentes y humanas.
Me atrevo a decirlo y criticarlo…
El enfoque comunicacional de la mayoría de las organizaciones en Venezuela siempre ha estado orientado hacia lo externo ¡A vender! ¡Vender! ¡Ganar! ¡Ganar! A conquistar más clientes y más usuarios, a competir con quien puede afectar mis ventas u operaciones. Es el ganar o perder en una competencia cotidiana. Dejando a un lado lo mejor de la comunicación, eso que nos sintoniza con los demás, que nos pone a dialogar por encima de cualquier diferencia (sea cual sea: las diferencias no son solo políticas y sociales), que propicia cambios positivos, desarrollo y evolución ¡Ojo! No hay mensajes entre líneas; insisto: es necesario un cambio en nuestra gente, en los venezolanos, y las organizaciones tienen un rol protagónico, una responsabilidad pendiente (sin eximir al Gobierno de lo que le toca, por supuesto).
Cualquier empresa e institución que promueva y trabaje día a día -de forma consciente, consistente, sincera y coherente- valores positivos, además de lograr mejores trabajadores que hagan productivas sus ocho horas laborales, formarán y modelarán mejores personas, familiares, padres, hijos, amigos y sobre todo ¡Mejores ciudadanos! Esto trasciende del liderazgo y management, es una trama interdisciplinaria a la que debe apostarse.
Organizaciones: protagonistas del cambio
En muchas partes del mundo las organizaciones están siendo protagonistas del cambio social; y en Venezuela el rescate de esos valores que tanto nos hacen falta (como la convivencia, el respeto y la honestidad, por mencionar tres), esa moral y buenas costumbres que fomentaban antes en la escuela, debe realizarse desde compañías, emprendimientos, instituciones públicas y ONGs, pero desde adentro hacia afuera ¡No hablo de RSE! No confundamos… Hablo de la humanización de esas entidades teniendo como eje central la comunicación.
¡Debemos ser protagonistas del cambio! Y la Comunicación Interna juega un rol trascendental. La cultura, filosofía y valores organizacionales deben conectar con el propósito de una mejor sociedad, eso propiciará más y mejor futuro para toda empresa e institución.
9 Responses
Que agradable pasar por mi mail, y ver que estaba entrando la notificación de este post. Creo que este post responde claro a la molesta e insistente pregunta de “¿y por qué no te has ido?” que solemos escuchar con tanta frecuencia. Estaré compartiendo este post con mucho orgullo.
Seguimos la #CONVERSA
¡Tal cual Samuel!
Lo he dicho en varias oportunidades, no tengo pensado irme de Venezuela, donde nací, aunque sí estoy dispuesto a trabajar proyectos e iniciativas en otros países (ACLARO, jejeje…).
El hecho está en que hay muchas cosas por hacer y debemos aportar desde nuestro ámbito de acción. La buena comunicación, la que concilia, la que une, la que está por encima de cualquier diferencia, hoy -más que nunca- es necesaria y debe promoverse desde cualquier organización ¡Desde adentro!
La Comunicación Interna no es la panacea, estoy claro, pero aporta muchísimo en el fomento de nuevos valores organizacionales que van más allá de las cuatro paredes de una empresa o institución…
¡Sigamos la #CONVERSA! Que ahora es que hay tiempo…
Por cierto, más agradable para mí es recibir tu lectura y comentario ¡ABRAZOS!
LA comunicación interna, súper interesante y me llevo a reflexionar que en la actualidad se ven casos donde los padres dejan a sus chamos (tirados cual bolsa de papa) en un colegio para que enseñen lo que ellos deben enseñar cuando esas raíces deben surgir en el entorno familiar, siendo aquí donde el niñ@s aprende a desarrollar su carácter y valores para ser un mejor ciudadano.
Por citar un ejemplo, excelente reflexión la compartiré de manera de seguir la #conversa
Dios te bendiga gabo.
¡Amén Belkis!
Gracias por tu comentario, es una gran analogía; la familia es una organización; de cómo eduquemos, formemos, guiemos y lideremos con el ejemplo -apoyado del discurso- dependerá el desempeño de nuestros hijos y familiares en las diversas áreas donde les toque…
¡SALUDOS! Gran día para ti…
Olá Gabriel, acompanho suas publicações. Sempre ótimos temas de reflexão e amadurecimento desta matéria, comunicação interna. É uma responsabidade social comunicar e comunicar bem, como empresa. A responsabilidade não só com pessoas e trabalho, mas com os valores sociais por dias melhores em comunidade. Crescemos juntos ao escrever ou ler um artigo como este seu. Parabéns. Acompanho sempre, desde Brasil.
Que honor leerte por acá Marce…
Tal cual; como dices, la Comunicación Interna nos permite crecer juntos: gente+organizaciones+sociedad.
Un gran abrazo…