Si eres de esas personas que les encanta que parte de sus contenidos sean frases célebres y referencias bibliográficas, ten en cuenta que si las seleccionas a la ligera podrías quedar muy mal parada ante tu audiencia o comunidad.
Son numerosas las ideas de personalidades destacadas de la humanidad que se han popularizado errónea o convenientemente, por algunos que terminan parafraseando y confundiendo al mundo.
En el libro “El club de las 5 de la mañana” (Robin Sharma) surge un diálogo entre sus protagonistas que llama a la reflexión y nos invita a ser cuidadosos a la hora de citar a referentes:
-Me recuerda a las palabras de Mahatma Ghandi: “sé el cambio que quieres ver en el mundo”- añadió la emprendedora.
-Con todo el respeto del mundo, -se pronunció el guía con compasión- las verdaderas palabras de Mahatma Ghandi se han ido tergiversando con los años hasta convertirse en algo más accesible para una cultura que experimenta un déficit de atención colectiva.
Las verdaderas palabras de Ghandi fueron:
“Si pudiéramos cambiarnos a nosotros mismos, las tendencias del mundo también cambiarían. Cuando un hombre cambia su propia naturaleza, también lo hace la actitud del mundo… No necesitamos esperar a ver qué hacen los demás”.
Como éstas hay muchas otras de Sócrates, Sherlock Holmes, Nicolás Maquiavelo, Confucio, Don Quijote de la Mancha, Winston Churchill, Voltaire y un sinfín de personalidades que se han popularizado de manera errónea o se han mal referenciado en internet.
Por ejemplo, “Las mujeres educadas rara vez hacen historia”, se le ha acuñado a Eleanor Roosevelt; cuando la verdad apareció originalmente en el ensayo Vertuous Women Found: New England Ministerial Literature, 1668-1735, de la premio Pulitzer Laurel Thatcher Ulrich.
Aprendemos por experiencia propia
En un contenido propio en Instagram destaqué -hace más de cuatro años- un fundamento que es recurrentemente utilizado por comunicadores, coach y profesionales de diversas disciplinas.
“Nuestros gestos comunican más que lo que decimos o el tono que utilizamos”; esto -incluso muchas veces se ignora- se concluyó en un experimento que realizó en 1967 el profesor de la UCLA Albert Mehrabian, quien en su momento destacó que en la comunicación interpersonal, la primera impresión se basa en:
- 55% los gestos y posturas corporales.
- 38% en el tono de voz, cómo hablo.
- 7% en las palabras.
¡Pero! como destaca Guillem Recolons (en su libro “Si no aportas no importas”), el propio Mehrabian manifestó un poco después de esas conclusiones, que su investigación estaba sesgada y que no podía atribuírsele ninguna veracidad.
Una de las primeras reacciones de esa publicación a la que hice referencia, fue un mensaje vía Whatsapp de mi amiga Verónica Sánchez, especialista en Marca Personal para profesionales de la salud: “Gabo esas afirmaciones de tu contenido están erradas…”; y me contó lo mismo que afirmó Guillem.
Para no mal informar la corregí, porque lo que decimos -aunque no lo veas- es asumido por quienes te leen, además es replicado.
Confirma y reconfirma
Este tipo de referencias y frases son recursos ideales para reforzar y complementar argumentos y posiciones propias, no como un contenido en sí, porque, aunque (en tu posición de curador de contenido) suman a “tu criterio”, no representan ninguna novedad. Esta es otra discusión.
Si piensas usarlas hay maneras de verificar su veracidad y autoría:
- La más sencilla de todas. Buscar la frase/referencia completa en Google, preferiblemente entre comillas para que la búsqueda sea exacta y así encontrar su fuente original.
- Consultar el sitio online especializado en frases Wikiquotes, donde lo más probable es que se encuentre la versión real que se busca, de existir.
- La web www.quoteinvestigator.com (solo en inglés) te permite conocer la autoría de frases reales, puede ser de gran utilidad.
Con este tipo de ideas pasa igual que con las fake news, si van en sintonía con nuestras creencias, valores y argumentos somos más proclives a compartirlas sin previa verificación y hoy -en tiempos de economía de la atención- no podemos caer en esos errores tontos.
Hacer la investigación es cuestión de dos o tres minutos para reconfirmar. Ese tiempo será una inversión, porque está en juego tu reputación y credibilidad; una simple frase o referencia pueden resquebrajarlas.
2 Responses
Genial reflexión, Gabriel
La verdad es que la curación de contenidos digitales es un proceso más científico de lo que pensamos. Y aunque es una inversión en tiempo importante, es mejor recurrir a las fuentes que citas para no convertirte en un propagador de fake news (o fake quotes).
Gracias por la mención, te envío un fuerte abrazo y otro a la gran Vero Sánchez
Un abrazo Guillem, sin duda; la curación de contenidos debe ser rigurosa para siempre sumar y no restar a esa huellanque pretendemos dejar.
Gracias a ti por siempre contribuir en múltiples formatos, esta vez en comentario, que -por cierto- es muy valioso para mí.
¡Abrazo grande! Espero que esa recuperación continúe muy bien.