La figura del jefe, de ese mandamás de los equipos de trabajo, que existe en muchas empresas está pronta a desaparecer; es un rol que representa un vestigio de las organizaciones tradicionales.
Las empresas inteligentes e innovadoras requieren una estructura organizativa y -de alguna forma- una jerarquía que apunte más al desarrollo y dirección de planes y objetivos bajo una estrategia y visión clara, y no para controlar ni “garantizar” que los demás hagan su trabajo.
La supervisión cada vez es menos necesaria en cualquier equipo ¡lamentable! aquellos donde aún es necesaria. Hoy la autonomía, confianza, responsabilidad y foco son cualidades que cualquier organización debe infundir y vivir a lo interno, y la Comunicación Interna -tanto en palabra como en acción- tiene que diseminarlas en cada rincón, cada persona, y en la convivencia organizativa.
Recientemente tuve el gustazo de leer “la empresa emergente” de Rafael Echeverría (por cierto libro recomendado por Marco Arrú en “7 libros y 5 e-books recomendados sobre Comunicación Interna”); el autor destaca que “nadie suele saber mejor que el propio trabajador altamente calificado lo que debe hacer y cómo debe hacerse. Su jefe no lo sabe tan bien como él. Ello de por sí modifica la profunda asimetría previa de poder entre el jefe y trabajador, y consiguientemente transforma el tipo de relación entre ellos”.
Hasta diciembre de 2015 (y desde junio de 2014) -en paralelo a mi responsabilidad en Conversa C&E- lideré un equipo de Social Media en e2-361 (división de Mercadeo Digital de Grupo Ghersy, agencia que en Venezuela durante la ultima década se ha mantenido en los primeros lugares del top 10 de agencias de publicidad).
Recuerdo que en mi primera reunión con uno de los máximos responsables de Mercadeo del principal cliente de la agencia, quien tenía claro mi perfil (cero experiencia en Comunicación Digital, para entonces), con una pregunta concisa: ¿Cómo piensas llevar mis marcas en redes sociales, si no tienes nada de experiencia en esta área? Sin dudarlo, le respondí: “quienes harán que las marcas mejoren su presencia en RRSS son las personas que desde hace meses te vienen acompañando con tus marcas, yo lo que haré será potenciarlos como equipo, ponerlos a conversar, a pensar, a trabajar -juntos, por supuesto-; mi rol será de facilitador y hacer que todas las condiciones estén dadas para que las cosas sucedan”.
¿Que pasó?
Sus marcas registraron un aumento de los niveles de engagement, el crecimiento orgánico (a pesar de los ajustes de algoritmos) se mantuvo en buenos niveles, los contenidos y campañas mejoraron en calidad y propiciaron conexiones auténticas con audiencias; en cuanto al negocio mejoraron los niveles de satisfacción del cliente, se recuperó la confianza en el trabajo y criterio del equipo, además que se generaron nuevos proyectos que significaron nuevas ganancias.
Como dice en su libro Echeverría: “el conocimiento como tal no garantiza desempeños superiores, las conversaciones sí. Solo la acción puede ser productividad. Las conversaciones son acciones. Al conversar estamos actuando, estamos interviniendo. Lo podremos hacer con más o menos conocimiento y ello será determinante en los resultados”. Por eso el título de este post.
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