En libro editado en México, cuyo título es “La Comunicación en las organizaciones”, Horacio Andrade Rodríguez señala:
“Muchas veces la función del comunicador organizacional no se entiende, y por tal motivo, no se valora, porque él es el primero que no la tiene muy clara. Frecuentemente los comunicadores se conciben a sí mismos como ´hacedores de medios´, y piensa que su principal papel es tenerlos llenos de información, sin importar si esta satisface las necesidades reales tanto del público al que se dirige como de la propia organización”.
¡Estoy totalmente de acuerdo! He tenido la suerte de trabajar en equipos de comunicaciones, con dos tipos de profesionales, como gerentes: los ejecutores y los estrategas.
A ambos los pones en un circuito de carreras automovilísticas a probar un vehículo y el “ejecutor” llega de primero, pero cruza la raya final con el motor fundido y con una idea general del recorrido y el funcionamiento del vehículo; después cruza la meta el “estratega”, al llegar él puede decir con toda seguridad cuales son las partes más difíciles de la pista y cómo se desplaza el vehiculo, y detalles de su desempeño. En fin, termina con una visión amplia del carro y consciente de lo que hay que mejorar para la próxima ¿La idea era probar el automóvil o llegar de primero? ¿Quién obtiene mejores resultados? ¿Cuál de los dos pilotos infunde mayor respeto? ¿A quién valorarías más?
El del motor fundido
Asume las comunicaciones como acciones informativas y de promoción, que -como buen hablante– consideran importante tanto a públicos internos como externos. Su sentido de la oportunidad y el entorno es abstracto; mientras que la evaluación e investigación de y para su gestión son innecesarias ¡Son gastos de dinero y de tiempo!
Es conservador al utilizar las tecnologías y medios. Los resultados busca cuantificarlos en los medios. Las solicitudes de dependencias organizacionales las atiende inmediatamente (pueden tener muchos jefes, aunque en la estructura formal -incluso- tenga sólo uno) y, en lo externo, acciona igual de rápido, sin detenerse a realizar análisis de ningún tipo, pues también sería “perder tiempo”.
Superficialmente son buenos en las pistas y en las comunicaciones. Al recibir cualquier crítica de su trabajo dice “que la información esta en este medio y en este lugar y lo que pasa es que la gente no la busca, no lee...” o, por ejemplo, “no se como las personas siguen sin apagar los monitores, si hace poco entregamos a cada una un tríptico sobre el ahorro energético…“; la culpa es de otros, de los públicos.
El otro
Cada paso que da responde a un objetivo planteado, en sintonía con las políticas y estrategias de la organización. Como buen hablante y oyente busca la manera de que los distintos mensajes emitidos y acciones realizadas respondan a las necesidades de los públicos, garantizando que los medios, mensajes y momentos sean los más idóneos, por lo que la oportunidad y la realidad del entorno son claves.
La revisión continua, así como las investigación previa y posterior a lo planes estratégicos, son su mejores aliadas, pues son mecanismos que garantizan que lo planteado está basado en los públicos objetivos, y que la labor va por buen camino; incluso de no ser así, toman las previsiones, rectifican y continúan.
Para él desde la pared de los baños de la organización hasta un taller en una comunidad rural, pueden ser medios para llegar y relacionarse con los públicos. En lo tecnológico explora, descarta, selecciona y potencia las nuevas Tecnologías de Información que apoyarán la gestión continua de la reputación.
Sus resultados además de ser cuantificables, los evalúan en lo cualitativo, trabajan con indicadores que demuestran la eficiencia y efectividad del trabajo.
Definitivamente hay uno de estos profesionales que tiene muy claro su rol en la Comunicación Organizacional ¿Cuál crees que sea? En ¿Quién subestimó primero a quién? habló del irrespeto que se ha ocasionado a nuestro trabajo y profesión debido a la manera de trabajar de uno de ellos.