Algunos de nosotros (hoy “Padres Millennials”) fuimos educados bajo un sistema de negación: no pases tanto tiempo pegado al televisor, no escribas tanto en ese diario, no utilices tanto el videojuego; qué hace ese niño pegado al Internet sin la supervisión de un adulto…mejor bloquéalo, que juegue solo cuando estemos en casa para tener el control (la realidad es que nunca estaban, por la dinámica laboral).
En fin, puedo escribir más de tres párrafos recordándoles el montón de reglas que hicieron que muchos de nosotros no potenciáramos -o al menos, que no lo hiciéramos a la máxima expresión- nuestra creatividad, siendo la única generación que hasta el momento había crecido a la par de la evolución tecnológica más grande de la humanidad.
Pero ya no se trata de nosotros, sino de la educación que debemos brindar a nuestros hijos y cómo podemos potenciar las virtudes de una generación que tiene la posibilidad de contar con las tecnologías desde sus primeros pasos, así como con el acompañamiento de unos padre que entienden ¡valoran! la importancia actual de éstas, para que logren desenvolverse y relacionarse en una sociedad global, cada vez más competitiva, pero también más colaborativa.
Pero cuál es nuestro rol ante quienes son de una generación -llamada Z- que ha decidido ser cada vez más autodidacta, romper las reglas (más que nosotros) e incluso abandonar el campus universitario: guiarlos, acompañarlos sin ponerles límites, sino orientándolos, y sobre todo ayudarlos a proyectar su imagen, resultado de una identidad clara y bien definida.
Esa identidad (que constituye el centro de su Marca Personal) comienza a desarrollarse desde muy pequeños, tiene que ver, no con lo que tú quieres que tus hijos sean en el futuro -porque estás convencido es lo que les dará “estabilidad económica”-, sino con las destrezas que van mostrando en sus primeros años de vida, eso que les apasiona y que desarrollarán en gran medida si tú te mantienes a su lado, para identificar ese talento y promoverlo, brindándole las oportunidades para potenciar sus habilidades, conocimiento y creatividad.
Desde muy pequeños dejarlos explorar es la clave (no matemos su curiosidad), si es muy activo físicamente, capaz lo suyo sean los deportes; por ejemplo, llévalo a la playa, dale una tabla a ver cómo le va; o vayan al parque, dale una patineta, o visiten un campo de beisbol o de fútbol, a ver qué pasa; a ella le puede gustar la música, pero a veces es difícil llegar al instrumento que le hará desbordar su talento; o puede gustarles la fotografía, la pintura, la escritura… es cuestión de tiempo: paciencia, lo que si es seguro es que tú puedes potenciar sus ganas de aprender, despertar la chispa de la creatividad, aumentar su interés por avanzar en alguna tarea para lograr ir más allá, sin objetivos ni metas claras; esas vienen más adelante.
No olvidemos que los niños de hoy son nativos digitales, apalanquémonos en eso, en las posibilidades de acceso a la gran cantidad de información que hay en la red; y ¿cómo romper con el miedo de qué es lo que verán allí? nuevamente, acompañándolos en sus primeras visitas al espacio online, haciéndoles seguimiento, educándolos para que identifiquen la calidad del contenido que buscan; demostrándoles que hay contenido que aporta valor y sobre todo, despertando su interés porque sean ellos quienes generen contenido en la red.
¿A qué voy?
Si ya lograste identificar la pasión de tu hijo demuéstrale los beneficios que se logran compartiendo conocimiento, su talento; muéstrale cómo hacerlo ¿Cuántas “estrellas” no han sido reconocidas mundialmente desde Youtube, por ejemplo? Su desarrollo personal y profesional tiene más posibilidades de ser pleno en la medida que lo prepares para la vorágine de un mundo pluricultural e hiperconectado, donde la movilidad, la inteligencia multicultural, la capacidad de producir contenidos y de relacionarse están asociadas a la consecución de metas/planes personales.
Sin dudas, tu mayor aporte será proyectar su imagen y enseñarlo a hacerlo de manera clara y definida, una vez sepa cuál es esa “primera” pasión que quiere explorar y a la que quiere dedicarse, no importará que no sea la definitiva, aunque no sea la que marque su vida como pasaba en generaciones pasadas, esta vez de lo que se trata es de la Marca Personal de un verdadero autodidacta, emprendedor, nativo digital y ciudadano del mundo.
2 Responses
Maravilloso artículo! En efecto nuestra tarea como padres en esta era es potenciar las habilidades que puedan tener nuestros hijos. Aprovecho para agregar que el “Software Libre” es una tendencia que ayudará enormemente a estos nativos digitales, una herramienta que les facilitará muchos procesos tanto tecnológicos (software) como humanos (comunidades).
Por cierto, a mi primogénito tengo pensado llevarlo a hacer snowboard en cuanto pueda, es algo que mis padres no potenciaron en mí niñez (porque el entorno no lo permitía) y me ha encantado aprenderlo a mis 30 y tantos años 😀
Un gran abrazo Gabriel! (un hermano que me ha dado la vida).
Gracias por leer el post Daniel; sin duda, el Software Libre abre las posibilidades de -por una parte- integrarte a proyectos globales y aportar activamente según tu visión/habilidades; por otra, aprovechar esos desarrollos disponibles para tus proyectos que no necesariamente tienen que ser tecnológicas, y que son resultado de ese mundo colaborativo/pluricultural que hablamos. ¡Snowboard! Luego me cuentas… Un abrazo.